lunes, 31 de enero de 2011

Jo, cuánto tiempo sin escribir...

Pues sí, la verdad es que llevamos un mes sin escribir. No es que no haya pasado nada en nuestras vidas en estos días, pero sí que es cierto es que con el tiempo pierdes la capacidad de sorprenderte ante cosas que antes te dejaban más con la boca abierta. Y aunque seguimos disfrutando de la vida aquí -y currando como enanos, que esto no es jauja-, tampoco tiene sentido hablar de lo mismo varias veces ¿no?

Este mes, una de las cosas destacables es que Pedriño cumplió cuatro añazos. Parece mentira, cuando llegamos era un bebé de año y medio, con chupete y pañal, y ahora es un hombrecito que se defiende en español, inglés y spanglish, según el momento. Por cierto, Marta también cumplió, pero en su caso unos veintipocos más.


Siguiendo con la crónica social, el otro evento del mes fue nuestra segunda boda americana. Se casó Verónica, una guapa valenciana que vino el mismo año que nosotros, con Joe, simpático y apuesto nativo de Rockford. Fue una ceremonia preciosa y en un entorno muy bucólico, una mansión victoriana. Además, Helena tuvo el honor de ser la flower girl, la niña que sale precediendo a la novia y echando pétalos de flores por el pasillo. Ni que decir tiene que lo hizo genial, muy metida en el papel.


Aparte de eso, tuvimos nuestro primer snow day del año, pero no fue por nieve sino por frío. A la hora de salir hacia el cole teníamos una sensación térmica de -32º C, así que pudimos disfrutar de un viernes en casa, calentitos al lado de la chimenea. Posiblemente no sea el último, porque está a punto de llegar la tormenta de nieve más bestia de la temporada, que se espera que nos deje 45 cm de nieve así, a la caída. Y encima, el maquinillo, mi querido maquinillo, pasó a mejor vida. No somos nada.