viernes, 31 de diciembre de 2010

El Gran Cañón


Una vez recorridas todas las veigas de Nevada, nos dispusimos a visitar una de las maravillas no ya del país, sino del mundo mundial, el Gran Cañón del Colorado. Así que, con el depósito de nuestro Camry lleno y el GPS a punto, emprendimos viaje.


View Las Vegas - Grand Canyon National Park - Flagstaff in a larger map


El Parque Nacional del Cañón está a unas cinco horas al este de Las Vegas, pero la primera parada está a tres cuartos de hora. Se trata de la presa Hoover, una de las más grandes del mundo y además famosa porque fue la que Lex Luthor intentó cargarse en Superman I.


Después de las fotos de rigor seguimos camino, pero al llegar a Kingman decidimos dejar la Autopista y seguir por la Ruta 66, así medio en plan me-gusta-conducir, medio homenaje a Pedro y a su peli favorita: Cars. Para los que tengáis hijos pequeños a los que les guste la peli (sí, los nietos también valen, jefa), en ese tramo de la mítica carretera está el pueblo -Peach Springs- en cuya localización geográfica se inspiraron para colocar Radiador Springs. Cuando llegamos nos llevamos un pequeño chasco, porque esperábamos encontrar un pueblo antiguo y decadente, pero sólo encontramos un restaurante/hotel/spa y un reformatorio. Bueno sí, y unas chabolas prefabricadas para los indios Hualapai, porque el "pueblo" está situado dentro de la reserva.


Después de reponer fuerzas seguimos camino, con rectas interminables y con paisajes sorprendentemente variados, desde el desierto de los westerns clásicos hasta los bosques de abetos nevados en Williams, donde paramos a cenar y dormir.


A la mañana siguiente, después de una hora más de camino, llegamos al Grand Canyon National Park. Una vez allí hicimos una ruta en coche hacia el este, parando en los miradores que había por el camino y simplemente se nos cayeron las mandíbulas al suelo al contemplar tanta belleza.

Sólo por ver paisajes como este merece la pena el atracón de kilómetros que nos metimos en un par de días. Hasta llegar aquí, casi todo lo que nos había impresionado a nivel visual en este país eran cosas hechas por el hombre. El Gran Cañón le da la razón a los que dicen que los grandes monumentos en EEUU son naturales.
Bueno, a modo de resumen os dejamos unas imágenes del viaje. Si tenéis cuatro minutos libres, claro.

domingo, 26 de diciembre de 2010

¡Vivaaaa Las Vegas! (que cantaba Elbispreslin)


Como os decía en la entrada anterior, el tiempo no ayudó a que empezáramos el viaje con buen pie. Pues bien, el día que llegamos a Las Vegas se batió el récord de precipicitaciones recogidas en un día y que databa de 1959. Lo peor es que al día siguiente llovió más. Pero no estamos aquí para quejarnos del tiempo, ni que en Lugo no lloviera. Vamos a contaros lo que vimos.


Las Vegas, como sabéis, es el paraíso de las bombillas y los neones, el edén de los excesos y las horteradas, pero, precisamente por eso tiene mucho encanto. Lo que hay que ver se encuentra básicamente en dos zonas: la calle Fremont, donde está la Fremont St Experience, y la avenida conocida popularmente como The Strip.


La Fremont St Experience está en el centro de la ciudad, en la zona donde se establecieron los primeros hoteles y casinos, y destaca por la cubierta que sirve de gigantesca pantalla de vídeo para los espectáculos audiovisuales que ponen cada poco. Por allí paseamos el primer día y alucinamos bastante. Eso sí, también descubrimos que la cubierta (de rejilla) no protege de la llluvia.

Las Vegas Boulevard, avenida más conocida como The Strip, es el lugar donde están todos los casinos que todos reconocemos de tantas y tantas pelis y series. En realidad, la palabra casino no es la mejor para hablar de estos lugares, yo casi los definiría como parques temáticos con hotel y casino dentro.


En la foto de arriba podéis ver una pequeña parte del interior de The Venetian: un canal con su góndola (había varias) y su gondolero cantando canciones de amor en italiano. Pero el canal no era la única sorpresa. Mirad esto:



Aunque parezca lo contrario, todo esto que veis es el interior del hotel-casino-ciudad-estado.
Otros no se quedaban muy atrás: desde palacios romanos (Caesar´s Palace) hasta pirámides egipcias (Luxor -ojo, nada que ver con el negocio situado en la carretera de Meira), o la mismísima torre Eiffel (Paris Las Vegas). Nuestro hotel, el Stratosphere, presumía de tener la torre más alta al oeste del Mississippi. Y no contentos con eso, montaron un parque de atracciones en lo alto, no apto para todos los estómagos. Si no tenéis vértigo echad un vistazo a esto que encontré en youtube:



De todas formas, como somos gente sencilla, el hotel que más nos gustó fue el Bellagio, con la coreografía de sus fuentes. Como las vea Orozco...



Bueno, esta fue una visión resumida de nuestra experiencia en Las Vegas. Mañana hablaremos del Gran Cañón, que no es poco.

Rumbo a las Vegas


Por segundo año consecutivo le enviamos un email a Santa para que hiciera una parada en nuestra casa una semana antes de tiempo y por segundo año consecutivo, accedió -en el fondo le hacemos un favor, así tiene una casa menos en Nochebuena. Con el tiempo que ganamos, nos hicimos el probablemente último gran viaje de nuestra aventura estadounidense. Los destinos: Las Vegas y el Gran Cañón del Colorado.

El viaje no empezó bien meteorológicamente hablando. Salíamos a las 7 de la tarde desde Chicago y había estado nevando todo el día. A medida que nos acercábamos a la puerta de embarque, veíamos que casi todos los vuelos tenían una o dos horas de retraso, y debo reconocer que cuando vi que nuestro vuelo saldría a tiempo esbocé una pequeña sonrisa interior mientras pensaba "je, je, pardillos...". Poco imaginaba lo que teníamos por delante: primero, esperar a que ducharan el avión con una dosis de anticongelante y después hacer una cola eterna para despegar en la única pista que quedaba abierta al tráfico. El problema es que como tardamos tanto en salir se congelaron las alas... y al "aparcamiento" otra vez, a esperar a que nos tocara nuevo turno de ducha. Después, una nueva cola para salir y, por fin, TRES HORAS MÁS TARDE DE LA HORA, a despegar. Moralejas: no voléis con nieve si no es imprescindible y jamáis os riáis de los retrasos ajenos.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Snowshoeing


Gracias a la amabilidad de nuestro amigo-casero Pat (baby-sitting e instrumentos), tuvimos la oportunidad de darnos un paseo por uno de los muchos parques de la ciudad cual pareja de tortolitos. Lo que hizo que el paseo fuera más especial fue que íbamos caminando con raquetas. Nunca lo habíamos hecho y resultó una experiencia de lo más agradable.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Un Bulls-Lakers




Si el año pasado por estas fechas hice realidad el sueño de ver en directo un partido de la NBA, el viernes pasado lo perfeccioné un poco más al ver un apasionante Bulls-Lakers. A diferencia del año pasado, este año llevamos a los niños y también la cámara.
Llegamos un poco justos, cuando ya estaban cantando el himno, así que no pudimos bajar a hacer fotos de cerca -además, los acomodadores te pedían tu entrada y te "redireccionaban" amablemente hacia tu asiento.


El partido estuvo muy emocionante y sólo se decantó del lado local en el último cuarto (en la foto, Gasol reduciendo distancias con un tiro libre). Pero como esto es un espectáculo para todos los públicos, Helena y Pedro disfrutaron más los múltiples tiempos muertos y descansos que hubo: acróbatas, globos gigantes, cheerleaderpilingonas... Hasta casi tuvimos nuestros tres segundos de fama en el último cuarto, cuando un cámara se nos acercó y empezó a filmar a Pedro, que estaba acostado entre Marta y yo. Pero como todos sabemos, Pedro es un chico muy discreto y poco amante de la notoriedad, así que levantó la mano en plan fotos-no y el tipo se marchó.


Esa noche nos quedamos a dormir en Chicago porque al día siguiente queríamos ir a ver un mercadillo navideño alemán que ponen todos los años, el Christkindlmarket, y las decoraciones navideñas del centro de la ciudad. Después, un almuerzo reconstituyente y calentito en nuestro bareto irlandés favorito, el Bennigan´s y para casa, que estaba empezando a caer la nieve de forma seria.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Las dos primeras de la temporada.


Ya está, ya tenemos la nieve encima. Y no lo digo en tono quejumbroso, que fue uno de los motivos para escoger Illinois cuando hicimos las solicitudes de profes visitantes.


El miércoles de la semana pasada cayeron unhas falopiñas, como decía mi abuela, pero no aguantaron mucho tiempo. Eso sí, la noche del viernes al sábado nevó bastante y nos levantamos con 11 centímetros de nieve (las 4,5 pulgadas de la foto). Aprovechando que no hacía frío salimos a hacer un poco el payaso en el jardín. Una batalla de bolas por aquí, Pedro haciendo el alligator por allá... Después, empecé a instruir a Helena en el arte de pasar el maquinillo de la nieve y, hala, ya está. Para terminar, un baño calentito y una comida sabrosa y a seguir viendo nevar por la ventana.