Gracias a la amabilidad de nuestro amigo-casero Pat (baby-sitting e instrumentos), tuvimos la oportunidad de darnos un paseo por uno de los muchos parques de la ciudad cual pareja de tortolitos. Lo que hizo que el paseo fuera más especial fue que íbamos caminando con raquetas. Nunca lo habíamos hecho y resultó una experiencia de lo más agradable.
3 comentarios:
Me encantaría poder caminar con raquetas, aunque fuera a gatas la mitad del trayecto. bicos
No te creas, jefa, es muy fácil. Lo único que hay que tener cuidado es de no pisarse uno mismo al caminar.
Ya, como hice yo un par de veces!!
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