domingo, 26 de septiembre de 2010

De señales y carteles

Esta va a parecer una de las entradas del principio del blog, cuando todo nos parecía nuevo y distinto.
Ya comentamos alguna vez las peculiaridades de la conducción por aquí, con los 4-way stops, los semáforos después del cruce y eso de poder pasar en rojo si tuerces a la derecha. Hoy traemos una serie de señales y carteles que vemos con frecuencia en Rockford. Algunas de las fotos son nuestras y otras no, porque no siempre tenemos la cámara a mano.


Esta la ponemos por un tema lingüístico: la economía de la lengua inglesa o la pereza de sus hablantes (por supuesto, Ben, tú no). De otra forma no se explica que ahí quiera decir Pedestrian crossing (paso de peatones).





Con estas señales hay cierta controversia: hay gente que dice que tienen un efecto positivo y que los conductores reducen la velocidad en esas zonas. Otros opinan que es una tontería avisar de que cerca de la señal vive una persona ciega o un niño sordo.


Este cartel tiene coña (Que ni se te ocurra pensar en aparcar aquí). Lo vimos en el aparcamiento privado de una empresa y nos llevamos un pequeño chasco: ya habíamos pensado aparcar allí. De todas formas, hay que reconocer que es simpático.


Esta la pusieron cerca de nuestra casa la semana pasada para que quede claro que cuando dice que el límite de velocidad son 30 millas por hora QUIERE DECIR 30 millas y no más. Creo que esta señal la diseñó el tipo que hizo el cartel anterior.


La imagen lo dice todo, ¿no? Aun así resulta curioso que en esta señal pongan la palabra crossing entera. ¿Pensarán que los patos no saben leer las abreviaturas? De todas formas nos queda la duda si la señal vale sólo para patos o también para otras aves. Yo creo que no, porque si no no se explica que la familia de pavos de la foto de abajo dieran un rodeo y cruzaran por nuestro jardín la semana pasada. Por cierto, nos dieron las gracias por dejarles utilizar nuestra propiedad y nos comentaron que estaban emigrando del país por la proximidad del día de Thanksgiving.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Noches de blues y bratwursts

No sé si alguna vez habíamos comentado que aquí el Día del Trabajo lo celebran el primer lunes de septiembre, por aquello de evitar reminiscencias comunistas. Pues bien, en Rockford es cuando aprovechan para celebrar el festival On the Waterfront, al que volvimos a asistir sillas-de-cámping-en-ristre, como en años anteriores. Como ya dijimos alguna vez, es la única oportunidad de ver gente caminando por la ciudad, así que como para desaprovechar la ocasión. Además de diversos escenarios localizados en pleno downtown, hay atracciones y mucha comida y bebida.

Este año nos dedicamos casi en exclusiva al blues. La primera noche fuimos al concierto de Candye Kane, una joven blusera californiana con tanta energía y talento como kilos, y con una banda muy competente en la que destacaba la guitarrista Laura Chavez, la clon en imagen y sonido del añorado Stevie Ray Vaughan.

El sábado tuvimos la oportunidad de ver a otra leyenda viva del blues, Magic Slim, que a sus 73 tacos sigue de gira en gira, a pesar de que los años y el tonelaje (hombre, no es un tonel, pero tampoco es slim que se diga). Me impresionó mucho su versión del Catfish Blues, lenta y pesada. Aquí os dejo un trocito de su actuación rockfordiana.



La última noche, la del domingo, no teníamos muy claro adónde ir y al final acabamos en el concierto de la estrella mundial del pleistoceno que tocó este año: ni más ni menos que Billy Idol. La verdad es que había mogollón de gente, me sorprendió mucho que este tipo hubiera tenido tanta fama por estos lares como para que casi 30 años después de sus días de gloria se juntaran tantos nativos que conocieran sus canciones. Yo, quitando Dancing with myself y Rebel yell, debo reconocer que no conocía nada. Pero bueno, la compañía era buena , nos echamos unas buenas risas y rajamos un poco, que también cuenta.