lunes, 11 de julio de 2011

Cerrando etapas (V): hasta siempre, Rockford

El 25 de junio dejamos Rockford rumbo a casa. Las últimas despedidas no fueron fáciles: al mediodía dejamos la casita azul -no sin antes segar el césped, of course- y a eso de las dos y media, con lágrimas en los ojos, nos despedimos de Mike y Mary Fisher para que Pat nos llevara a la estación de autobuses. Allí, con otro abrazo y un cariñoso "Thanks for stopping by" nos dijo adiós el primer habitante de Rockford que conocimos al llegar.
Y quizá sería porque en el fondo no queríamos irnos que pasó lo que pasó, ya se sabe, el subconsciente y todo eso. La cuestión es que cuando llegamos a la terminal 5 de O´Hare nos bajamos, recogimos todas nuestras maletas... ¿todas? ¡¡Nooooooo!! El maletín con el portátil se había quedado dentro. Los intentos por encontrar el autobús en el recinto del aeropuerto fueron en vano, así que no nos quedó más remedio que llamar al bueno de Pat para que nos hiciera el último favor. Afortunadamente, el maletín apareció y hace unos días llegó a Lugo por correo. Ese es el motivo por el que escribimos estas últimas entradas tan tarde.
El resto del viaje fue tranquilo, sin complicaciones, con las peculiaridades culinarias y cinematográficas que conlleva viajar con Pakistan Airlines. Después, una última hamburguesa en Barcelona y rumbo a Santiago, donde nos esperaba la familia.

Ahora llevamos un par de semanas en casa, ocupados renovándola, y ya empezando a recordar con nostalgia todo lo que vivimos en estos tres años, los tres años más especiales y distintos de nuestras vidas, que nos unieron a los cuatro más si cabe como familia y a Marta y a mí como pareja. Tres años en los que conocimos nuevos amigos de ambos lados del charco, algunos se quedarán allí y otros volverán o ya han vuelto.

Por delante tenemos nuevos retos: los niños empezar en un cole nuevo y hacer nuevos amigos; Marta encontrar un trabajo, preferentemente en la educación, y yo volver (encantado) a mi IES Pedregal de Irimia. Lo que nos deparará el futuro nadie lo sabe. Mi padre dice que esto estuvo muy bien, pero que ya es hora de que nos asentemos definitivamente aquí. No sé, una vez que has vivido una experiencia tan distinta parece que te queda el gusanillo de seguir. Y no me refiero a que en Estados Unidos se viva mejor o peor, eso es para gustos, sino a cuánto te abre la mente conocer otra forma de vivir y de pensar. Así que ¿para siempre en Lugo? Quién sabe... creo que Australia está muy bien.


PD: Sólo para fans, aquí dejo unas fotos de estos tres años. En principio había hecho este montaje sólo para consumo interno, pero después decidí compartirlo con las personas que nos han acompañado durante estos tres años mientras vadeábamos el río Rock. Muchas gracias a todos por haber estado ahí.

sábado, 9 de julio de 2011

Cerrando etapas (IV): volviendo al principio


Escribo esta entrada desde la comodidad del sillón de casa, en Lugo, lo cual estaba previsto. Lo que no estaba tan previsto era hacerlo tan tarde. Los motivos los explicaré más adelante.

En este último mes de junio teníamos la sensación de que estábamos rebobinando nuestro primer mes en Rockford, deshaciéndonos de los coches y terminando el curso. Esa sensación se acrecentó los últimos días con otro clásico de nuestra vida en el Midwest: los garage sales. El primero de ellos tuvo lugar en casa de los Fisher y en él se vendieron enseres variados pertenecientes a varias familias, incluidos nosotros, claro. No tuvimos piedad de nada: vendimos desde abrigos y zapatos de invierno hasta las sillas de paseo de Pedro (la que estaba rota inclusive). Y por cierto, aunque parezca increíble, sacamos una buena pasta.



Pero lo que rizó más el rizo fue el hecho de que la próxima inquilina de la casita azul tuviera su propio mobiliario, por lo que Pat y Mary decidieron hacer otro garage sale en la entrada de nuestro propio garage en Winthrop Lane. Esto hizo que nuestros últimos días en Rockford nos quedáramos a dormir en casa de los Fisher. Fue como viajar hacia atrás en el tiempo, como podéis ver en estas dos fotos: el "antes" y el "después", con el añadido de Mike Fisher