jueves, 7 de abril de 2011

Explorando Iowa

Hace ahora justamente tres años estábamos en pleno proceso de exámenes y entrevistas para venirnos para aquí. En un momento determinado, uno de los asesores del MEC para el Midwest nos propuso entrevistarnos por Iowa. Lo pensamos, leímos la guía del estado, donde hablaban de 97.000 granjas, de que 94% del suelo era terreno cultivable, de pequeños pueblos separados por varias horas de coche... y decidimos que no, que mejor probar por Illinois.
Tres años después decidimos darle una oportunidad de un fin de semana. En el fondo, el sitio era lo de menos. Lo importante era que habíamos quedado con nuestros amigos Noelia y Jose, vecinos de Madrid y residentes en Sioux City, en la frontera entre Iowa y Nebraska. Con ellos empezamos esta aventura y con ellos la terminaremos pronto, y como queríamos vernos al menos una vez más en suelo americano decidimos quedar a mitad de camino, en una pequeña ciudad llamada Waterloo.
Como teníamos tiempo, fuimos por el camino largo y tuvimos la oportunidad de comprobar que se puede describir el estado en tres palabras: maíz, maíz, maíz. Aun así, los oasis urbanos que nos encontramos no sólo nos gustaron, algunos nos sorprendieron.


El primero que nos encontramos fue Iowa City, antigua capital del estado, y hoy una bulliciosa ciudad universitaria, con... ¡calles peatonales! Pudimos pasear un rato por el centro y tomarnos un café mientras Helena y Pedro jugaban un rato en un parque infantil.

Un par de horas y 35 millones de hectáreas de cereales después llegamos a Waterloo, donde establecimos el campamento base. Waterloo está pegado a un pueblecito muy chulo llamado Cedar Falls. Pudimos pasear por sus tranquilas calles y parques, comer y beber como puercoespines, jugar unos bolos y echarnos un montón de risas recordando las peripecias de estos últimos años.


El domingo por la mañana nos despedimos, con el firme propósito de volver a vernos este año. De camino a casa, esta vez por el camino corto, paramos en Dubuque, una pequeña ciudad en la que el Mississippi hace de frontera entre tres estados, Iowa, Illinois y Wisconsin. En este mini-vídeo se ve la ciudad desde una colina a la que se llega en funicular.



Unas horas después, tras una parada técnica para comer en Galena, ya en Illinois, llegamos a casa, cansados pero contentos.