Xa cho advertín, Flanagan: nunca debiches cruzar o Rock para ir ver á filla do boticario
lunes, 31 de mayo de 2010
Memorial Day en Indianapolis
Siguiendo con la practicidad de los yankis a la hora de los festivos, hoy, último lunes de mayo, se celebra el Memorial Day. Este es el día en el que se venera la memoria de los soldados caídos en las múltiples guerras en las que han tenido a bien participar.
A nosotros lo militar nos da bastante igual, pero sí decidimos respetar la secular tradición que nuestra famlia inició en 2009 y visitar una ciudad acabada en "-polis". El año pasado cayó Minneapolis y este año le tocó el turno a Indianapolis. Lo curioso del asunto es que cuando ya teníamos reservado el hotel, nos enteramos de que era el fin de semana en el que se corrían las 500 millas de allí-mismo. A nosotros la carrera... bueno, como lo de los soldados (a Pedro sí le molaría, pero no se lo dijimos, claro), pero lo bueno es que había actividades relacionadas con el evento y mucha gente por la calle, por lo que, tras dos años viviendo en Rockford, estábamos contentos.
La ciudad en sí nos pareció bonita -tras dos años viviendo en Rockford, claro. Pateamos lo que el calor nos permitió, hicimos parada en el Children´s museum, que como muchos aquí, se anuncia como el mejor del país y, como no, vimos un desfile muy bonito al principio, aunque interminable al final. Nos llamaron la atención las motos: desde el gobernador del estado en su Harley y escoltado por un grupo de moteros hasta la poli local, que deletreaban la palabra "Indianapolis" con las suyas, en plan Barrio Sésamo.
El domingo, mientras la gente estaba en el circuito, aprovechamos para volver a casa y terminar así nuestras 600 millas de Indianapolis particulares: 300 para ir, 300 para volver.
domingo, 23 de mayo de 2010
Teachers' appreciation week
La semana que incluye el primer martes de mayo se celebra la Teachers´Appreciation Week. Digo lo del martes porque ese es el día del maestro en sí, pero las celebraciones pueden tener lugar durante toda la semana. A diferencia de España, no tiene ningún santo asociado, o sea, no hay ningún José de Calasanz ni Tomás de Aquino metido en el ajo. La otra diferencia básica es que hay que ir a trabajar. ¿Para qué sirve pues una semana del maestro en la que hay que dar clase? Pues para que la comunidad educativa te exprese su aprecio. Este año, por ejemplo, la PTO (Parents and Teachers Organization) nos preparó comida dos días, la dirección nos preparó el desayuno un día (aquí la cosa es comer) y otro día nos dio un kit con regalitos: bolis de colores, ficheros, post-its, etc. A veces, algún niño te trae un detallito. A mí este año no me cayó ninguna chocolatina ni similares, pero tuve el placer de recibir una carta. Resulta que un compañero -profe de español también- les pidió a los de una clase que le escribieran una carta a su maestro favorito. Yo no debería haber recibido ninguna, porque no son alumnos míos, pero el chico me escribió porque jugaba en el equipo de fútbol de la escuela. Huelga decir que me hizo mucha ilusión.
domingo, 2 de mayo de 2010
Todo lo que siempre quisiste saber, pero nunca te atreviste a preguntar sobre...
a) Mosquitos:
b) Coches, ruedas y colores:
b) Coches, ruedas y colores:
sábado, 1 de mayo de 2010
A ballgame
El miércoles los de mi cole fuimos de excursión a Milwaukee para ver una presentación sobre el tiempo, una feria de ciencias y un partido de béisbol, todo ello en el Miller Park, el estadio de los Milwaukee Brewers.
La verdad es que ya me picaba algo la curiosidad por ver un partido de estos en directo, pero bueno, tampoco estaba en mi lista de cosas urgentes por hacer. Y, efectivamente, lo pasé muy bien en general con toda la experiencia, el ambiente del estadio, los perritos calientes y los cacahuetes... pero el béisbol me sigue pareciendo un coñazo.
La primera parte de la mañana fue la más pedagógica. A todos los alumnos de los 30 ó 40 coles que estábamos allí nos sentaron en una parte del estadio. Después salió un equipo de metereólogos que contestaron a una serie de preguntas relacionadas con el tiempo que les hicieron algunos niños seleccionados -eso sí, todo muy visual, muy American-style. A continuación, un paseo por los distintos puestos de la feria de ciencias distribuidos por los pasillos del estadio donde pudimos comprobar principios básicos de la física y la química. Finalmente, cada uno a su asiento porque iba a comenzar uno de los grandes pasatiempos americanos.
El partido en sí me pareció bastante aburrido. Fueron tres horas en las que hubo muy poquita acción, y encima tampoco la entendía mucho. Una cosa que sí me resultó llamativa es que durante la temporada regular de béisbol, que dura de abril a octubre, los equipos juegan ¡162 partidos! Otros interrogantes para los que aún no tengo respuesta a día de hoy son a) ¿por qué ponen un partido un miércoles a las 12 del mediodía? y b) ¿cómo es que a esas horas pueden ir 28.000 personas al estadio? Como diría mi amigo Obelix, "Estos americanos están..."
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