domingo, 27 de septiembre de 2009

... Y a continuación, unos minutos musicales

Una de las cosas que me gustan de este país es la música. Y no me refiero sólo a la música que pueden hacer por aquí, que hay de todo, como en botica, sino a la forma en qué la viven, a cómo está presente en su vida cotidiana.
En lo que llevamos aquí desde agosto pudimos disfrutar de varios de estos momentos. El primero fue un día en el que, para celebrar el no-se-qué aniversario de una manzana de edificios en el centro, cerraron un trozo de la State st durante unas horas, montaron un palco y pusieron a unos cuantos grupos de la zona a tocar. La cosa era lo más parecido a una verbena de barrio que nos vamos a encontrar por aquí, vamos, tipo barrio de la Milagrosa. La diferencia, ah, bendita diferencia, era que en lugar de versionear a Bisbal o la Pantoja hacían lo propio con los Rolling o Grand Funk Railroad. Y en vez de Paquito el chocolatero sonaba L.A. woman, que tampoco está mal. Otra cosa curiosa es que los grupos estaban formados por gente tirando a talludita. Vamos, que los temas los habían conocido de primera mano allá en su tierna infancia.
El segundo momento musical fue cuando fuimos al Waterfront, ya sabéis, el festival que hacen aquí en Rockford y que te permite ver gente por la calle durante tres días. Este año el cartel no era para tirar muchos cohetes (bueno, lo raro es que sí lo sea), así que sólo fuimos el viernes. El tipo que más nos gustó fue CJ Chenier, príncipe del zydeco, música popular originaria de Louisiana y que viene a ser como rhythm & blues tocado con acordeón y una tabla de lavar. De todas formas, como aquí lo de la música va muy asociado a comer y beber, no quiero dejar pasar la oportunidad de incluir el siguiente documento gráfico, recogido ese mismo día. Es un momento increíble, no sólo por la plasticidad del gesto técnico de comer la patata, sino por la cara de satisfacción de mi mentor, Peter Marley Griffin.


Nuestro último momento musical fue ayer. Fuimos a Chicago a ver a la Dave Matthews Band. Son unos tipos a los que sigo desde hace varios años, aunque no muy de cerca, la verdad sea dicha. Pero bueno, me parecían lo suficientemente interesantes como para desplazarnos hasta allí (además, no creo que vayan a ir en los próximos años al San Froilán) y no me defraudaron.
El próximo evento es dentro de un mes. El sr Dylan tiene a bien acercarse a Rockford a tocar.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Voy a volver hecho un hombre

O al menos eso es lo que está intentando el bueno de Pat Fisher, que me convierta en un hombre como Dios manda, dominador de las herramientas y el bricolaje. El pobre no sabe -bueno, creo que a estas alturas ya sí- que ha dado con un hueso duro de roer.
El caso es que necesitábamos una mesa para el jardín porque la antigua se nos rompió bajo la nieve el invierno pasado, y Pat se empeñó en que yo iba a hacer una con su ayuda... por supuesto, la hizo él y yo fui su pinche de cocina.
Aquí tenéis el vídeo que lo demuestra.



PD: No contentos con nuestra obra de ingeniería, unos días después hicimos dos bancos a juego con la mesa

martes, 15 de septiembre de 2009

El hombre y la tierra

Ya os habíamos contado que Rockford a nivel de bichos sueltos es un paraíso natural. Que si ardillas por doquier, que si mapaches, que si conejos silvestres... pero esta tarde-noche flipamos. Estábamos cenando en el jardín los cuatro de casa y Pat, que vino a echarnos una mano con labores de bricolaje, cuando de repente vemos un halcón tratando de cazar un conejo. El conejo fue más hábil porque conocía mejor el terreno y se pudo esconder debajo de unos arbustos. Al margen del final feliz (para el conejo, claro; el halcón no creo que piense lo mismo), el episodio en sí nos dejó alucinados. Después de todo, seguimos estando en una zona más o menos céntrica de una ciudad de más de 150.000 habitantes.
La aventura nos hizo evocar imágenes míticas de muchos viernes por la noche cuando nos chapábamos con devoción El hombre y la tierra. Concretamente, momentos como este:


sábado, 12 de septiembre de 2009

María nos deja (sniff, sniff)


Estos días tengo el blog un poco abandonado porque estoy llegando tarde a casa todos los días por el tema del fútbol (por cierto, de momento dos partidos y dos victorias: Washington 0, Barbour 5; Barbour 5, West 1). Ya tengo un par de entradas en mente y estoy editando un vídeo, pero hoy tenemos que decir que se nos va María y que estamos muy tristes por ello.
Este mes ha sido más especial al estar ella con nosotros, y aunque al principio descoloca un poco eso de tener de repente una hija de 17 añazos, enseguida nos hemos adaptado. Creo que para ella está siendo toda una experiencia, no sólo a nivel lingüístico -mucho más oído que hablado-, sino a nivel global. De aquí se lleva unos cuantos souvenirs (bueno, una maleta llena diría yo), un buen puñado de fotos y vídeos y todo nuestro cariño. Y aunque Marta y yo la vamos a echar mucho de menos, Helena y Pedro la van a extrañar más por todo lo que han jugado juntos. De hecho, la pobre se va a tener que cambiar de nombre de todo lo gastado que se lo dejaron.
Pero bueno, seamos positivos, aún nos queda algún as en la manga. Estamos pensando que a lo mejor nos perdemos de camino al aeropuerto y acabamos en Milwaukee. También podríamos pinchar y llegar tarde, no sé, esas cosas a veces pasan ¿no?