Ya os habíamos contado que Rockford a nivel de bichos sueltos es un paraíso natural. Que si ardillas por doquier, que si mapaches, que si conejos silvestres... pero esta tarde-noche flipamos. Estábamos cenando en el jardín los cuatro de casa y Pat, que vino a echarnos una mano con labores de bricolaje, cuando de repente vemos un halcón tratando de cazar un conejo. El conejo fue más hábil porque conocía mejor el terreno y se pudo esconder debajo de unos arbustos. Al margen del final feliz (para el conejo, claro; el halcón no creo que piense lo mismo), el episodio en sí nos dejó alucinados. Después de todo, seguimos estando en una zona más o menos céntrica de una ciudad de más de 150.000 habitantes.
La aventura nos hizo evocar imágenes míticas de muchos viernes por la noche cuando nos chapábamos con devoción El hombre y la tierra. Concretamente, momentos como este:
6 comentarios:
bueno, en Lugo las noches de los sábados también se ven animales de presa, aunque menos elegantes que los halcones....
un abrazo a todos
y tú conoces a algunos, je, ,je
por favor, por favor NO DEJEIS A LOS NIÑOS SOLOS EN EL JARDIÓN, no todos los pajaritos son inofensivos.
Bicos.
mami.
Para cuando el oso yogui? Que todo quede en una anécdota...
Cuando se piensa en chicago uno imagina otro tipo de peligros. Estos americanos nunca dejan de sorprendernos!
Sí, pero Chicago es la jungla de cemento y esta es la selva negra - y no es un comentario relativo a razas, eh?
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