Xa cho advertín, Flanagan: nunca debiches cruzar o Rock para ir ver á filla do boticario
martes, 21 de junio de 2011
Cerrando etapas (III): el último viaje
Uno de los objetivos que teníamos cuando vinimos a EEUU, aunque no el primero, era viajar todo lo que pudiéramos por el país. Pues bien, tres años después podemos decir que el objetivo está más que cumplido, a pesar de que nos quedan algunas cosillas pendientes.
Nos hemos jartao de volar y, sobre todo, de conducir por las autopistas y carreteras americanas. Cuántas veces nos habremos acordado del anuncio de BMW, ese del tipo con la mano fuera de la ventanilla y la preguntita de ¿Te gusta conducir? Pues sí, claro que nos gusta. Aquí los road trips, aunque agotadores, son especiales.
Para el último destino, después de meditarlo y de cambiar de idea varias veces, escogimos los estados de Washington y Oregon, en la costa del Pacífico, para poder conocer Seattle y Portland y disfrutar de la riqueza natural de la zona.
Seattle nos encantó ya de entrada. Es una ciudad con mucha vida, bastante modernilla y con música en todas las esquinas. Aparte de subir a la famosa Space Needle (faltaría más), fuimos a ver el museo EMP, (Experience Music Project) que acoge una exposición permanente sobre Jimi Hendrix y otras temporales, como la de Nirvana o la de Avatar. También visitamos el Pike Place Market y pegamos unos chicles en la pared de los ídem. Finalmente, aprovechamos la ocasión, cómo no, para poder degustar marisco y pescado del Pacífico, que tanto echamos de menos en el Midwest.
Portland también nos gustó bastante, aunque Seattle había dejado el listón alto. Aquí disfrutamos de los festejos del Rose Festival, que se celebra por estas fechas y paseamos a gusto por su centro histórico, eso sí, menos empinado que el de Seattle.
Por lo que se refiere a las zonas no urbanas, aprovechamos la estancia en las dos ciudades para hacer distintas escapadas. La más espectacular fue el pequeño crucero que hicimos para ver ballenas. Sólo por ver la cara de Helena, prismáticos en ristre, oteando las aguas ya mereció la pena el viaje. Otro día fuimos a la playa de Cannon Beach y remojamos los pies en el Pacífico, por aquello de que como ya estábamos allí... porque sino, el día no invitaba a tanto.
Más al interior, visitamos los alrededores de dos volcanes, el Mt Rainier y el Mt St Helens, conduciendo por carreteras estrechas y haciendo breves rutas de senderismo guiados por Pedro, nuestro guía profesional.
En resumen, y volviendo a lo que decíamos arriba, han sido tres años también muy intensos en el apartado de los viajes. Cruzamos (y navegamos) el Mississippi varias veces en distintos puntos; saludamos a la Estatua de la Libertad y al presidente Lincoln en DC; emulamos a Karl Malden en Las calles de San Francisco; alucinamos en el Cañón del Colorado; perdimos un dólar en Las Vegas; disfrutamos de blues en directo en Memphis y St Louis; cruzamos interminables plantaciones de algodón desde New Orleans hasta el Delta del Mississippi; vivimos el ambiente de las 500 millas de Indianapolis; buscamos el concesionario del protagonista de Fargo en Minneapolis; nos bañamos en los lagos de Wisconsin; subimos al piso 103 en Chicago y, finalmente, exploramos el reino de Mickey Mouse en Orlando.
No está mal, ¿no?
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5 comentarios:
Está fenomenal, además habéis ido a un montón de sitios con niños pequeños, que es mucho merito y ellos también se ve que lo han disfrutado mucho.
Me gusta vuestro último viaje.
Feliz regreso y enhorabuena por lo bien que lo habéis hecho, en lo laboral y en lo lúdico.
Un abrazo
Gracias Jose, e igualmente, que vosotros también dejasteis poco por pisar por estos lares.
Los niños seguro que algún día valorarán más todavía las cosas que han visto estos tres años. Además se portaron como campeones. En algún avión y en algún restaurante hasta nos felicitaron por lo bien que se portaban.
Yo también perdí un dólar en las Vegas.
Ya tenemos una cosa más en común.
Gracias Mariano. Por cierto, verte en "Españoles en el Mundo" nos animó a ir a Seattle.
Un abrazo.
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