Xa cho advertín, Flanagan: nunca debiches cruzar o Rock para ir ver á filla do boticario
martes, 27 de abril de 2010
¡A las barricadas!
Hace un par de semanas, siguiendo el llamamiento del sindicato de educación, nos fuimos a una mani delante de la sede del Board of Education para protestar sobre por el despido masivo de 573 profesionales de la enseñanza. La fecha y el lugar eran importantes, porque mientras estábamos allí, la junta estaba decidiendo si rectificaban o no alguna de sus decisiones.
Las manifestaciones aquí son ... distintas. Aquí se lleva mucho lo de las pancartas individuales y las consignas educadas. A pesar del desbarajuste creado en la comunidad educativa, se nos insistió en que nos centráramos en menajes "positivos" y nos abstuviéramos de insultos y descalificaciones. A nivel visual, el lema central era "S.O.S.", que servía para consignas como "Save our schools", "Save our staffs" o "Save our students". El "S.O.S." se podía ver también en camisetas rosas creadas para la ocasión. porque aquí, cuando te despiden, te dan un papelito rosa, el pink slip.
Como no podía ser de otra forma, antes y después de la mani hubo perritos y hamburguesas para el personal. También hubo un concierto a cargo de un grupo de estudiantes.
Por cierto, esa noche el Board readmitió a casi 60 profes. Se esperaba más, pero bueno, menos es nada.
domingo, 25 de abril de 2010
Una noche con el Rey (Y que conste que no nos hemos vuelto monárquicos, ¿eh?)
Este año estamos disfrutando más de las oporturnidades musicales que se cruzan en nuestro camino. Ayer tuvimos la oportunidad de ver en directo al señor B.B. King y a su banda en la House of Blues de Chicago.
Como telonera iba una cantautora indie llamada Rachel Cantu, una chica maja a la que le agradecimos profundamente la brevedad de su actuación. Como bien dijo, ella ya sabía a quién habíamos ido a ver esa noche.
A la hora prevista salió la B.B. King Blues Band, un grupo de súper-músicos entraditos en años y kilos, que empezaron a caldear el ambiente hasta que, durante el tercer tema, entró en el escenario el jefe, le ayudaron a sentarse en una silla y empezó a cantar y tocar, ante el júbilo del personal. La verdad es que imponía ver a un señor de 84 años, tan orondo y amable como siempre, pero todavía con energía suficiente para seguir haciendo giras mundiales.
Uno tras otro, fueron cayendo grandes clásicos como "Blues man", "The thrill is gone" o "Rock me baby", entre vaciles con el público, piques con los músicos, y sus clásicos fraseos de dos o tres notas que alargaba y estiraba hasta ponerte los pelos de punta, con ese tono tan personal de la Gibson de cuyo nombre no quiero acordarme.
Dos horas después, mientras la banda tocaba el último tema, B.B. se despidió de todos y lanzó al público todas las púas y demás artículos de merchandising que tenía en los bolsillos. Después, con mucha ayuda, se puso en pie, se caló su sombrero, se puso la bufanda y la gabardina y salió del escenario. Sí señor, ahí iba una leyenda del blues.
No quiero terminar esta entrada sin dar las gracias a nuestro patrocinador: ni el concierto ni esta entrada del blog habrían sido posibles sin la colaboración de Altarriba babysitting Inc. (Muchísimas gracias, Carmen)
viernes, 9 de abril de 2010
La última de San Francisco
Bueno, ya sólo nos quedan un par de días por contar y después dejamos de dar el coñazo con San Francisco.
El lunes ya hizo buen tiempo en general -aunque cayó un chaparrón que nos pilló desprevenidos-, así que aprovechamos para continuar pateando lo que habíamos visto el día anterior en bus. Entre otros sitios, vimos la que los lugareños llaman "la calle más sinuosa del mundo", Lombard Street (foto de arriba). También paramos en el Fisherman´s Wharf a comer unos bocatas de cangrejo (dedicados a ti, Belén), y, cómo no, no dejamos pasar la ocasión de subirnos en los famosos cable cars.
El martes, nuestro último día, decidimos echarle valor y cruzar el Golden Gate. El valor no residió en cruzar el puente en sí, sino en el global de la caminata: fuimos caminando -perdón, empujando las sillitas, que no es lo mismo- desde el muelle hasta Sausalito, un bonito pueblo al otro lado del puente. En total fueron unos 15 kms de nada, y en nuestro favor tenemos que decir que cuando llegamos llevábamos un ritmo más fuerte que cuando salimos. No es que estemos especialmente cachas, es que éramos conscientes de que si parábamos nos quedábamos allí mismo. A la vuelta cogimos el ferry, que nos dejó en el punto de partida en menos de veinte minutos.
El puente impresiona bastante desde la distancia, pero desde arriba lo hace más (bueno, Pedro ni se inmutó, como podéis apreciar). Aun así, lo que más nos llamó la atención fueron tres cabinas de teléfono situadas estratégicamente a lo largo del mismo por si te dan ganas de suicidarte un poco.
Y aquí se termina lo más interesante de nuestra experiencia californiana. La única nota negativa fueron el viaje de ida y, sobre todo, el de vuelta, en el que tuvimos una hora de retraso antes de embarcar y dos horas más ya dentro del avión por no sé que problemas con la presión. De todas formas, eso no empaña el recuerdo que nos queda del lugar. No sé, habrá que mirar lo de presentarse a asesor en California...
martes, 6 de abril de 2010
San Francisco, segunda parte
El domingo hizo un día de perros, sobre todo por la tarde. Como somos chicos preparados y miramos la predicción del tiempo, decidimos hacer un tour organizado por la mañana, por aquello de ver cosas sin empaparnos. La verdad es que fue bastante interesante, porque fuimos a sitios a los que no habríamos ido caminando y aprendimos cosas interesantes sobre la ciudad.
Uno de los lugares que visitamos fue Twin Peaks, una colina coronada por dos picos. Desde allí se pueden tomar unas vistas espectaculares de la ciudad, como podéis ver en la foto.
La bandera arco-iris que veis en la parte inferior está en el famoso barrio de Castro, donde vive buena parte del 10 por ciento de habitantes de San Francisco que se declaran homosexuales. Y como los primeros americanos son oriundos de Bilbao, dicen que esa es la bandera arco-iris más grande del mundo.
Otra de las cosas que aprendimos fue lo caras que son las casas aquí. El precio medio de una vivienda en San Francisco ronda los 800.000 dólares. Eso influye también en los alquileres: un estudio cutrillo de una habitación te puede salir por 2.000 dólares al mes. Por ese motivo, hay gente que se compra una casa, acondiciona el garaje como vivienda y lo alquila para ayudar a pagar la hipoteca. El dueño de la casa que veis no creo que tenga ese problema. Se llama Coppola y, cuando no hace películas, se dedica a servir vino en el bar que tiene en la planta baja.
Por cierto, como habréis podido apreciar, también vimos el Golden Gate. Pero como el tiempo no acompañaba el domingo decidimos que habría que dedicarle otro día. Ya os contaremos.
domingo, 4 de abril de 2010
San Francisco, primera parte
Con dos horas y media de retraso - ¿a quién se le ocurre viajar en viernes santo?- llegamos a San Francisco a eso de las tres y media de la tarde. Como llovía algo, fuimos a descansar un rato y después aprovechamos que tenemos el hotel al lado de Chinatown para ir a dar un paseo por la zona. Para finalizar el día, una cenita en un pub irlandés que tenemos aquí al lado y a dormir.
Ayer empezamos la sesión pateo de la ciudad. La verdad, es fácil entender por qué Karl Malden y Michael Douglas estaban tan delgaditos en Las calles de San Francisco. Las míticas cuestas del centro de la ciudad se convierten en Tourmalets cuando les añades dos sillitas de niño (le trajimos una a Helena en plan apoyo logístico), pero el castigo físico quedaba compensado con la belleza de lo que veíamos. ¡Qué bonito es San Francisco!
Entre colina y colina llegamos a Pacific Heights, la zona de las casas victorianas "para pobres". Desde allí bajamos hasta Haight Ashbury, el barrio hippy donde muchos jovenzuelos compartieron sexo, drogas y rock and roll en el famoso Verano del Amor, en 1967.
Después de reponer fuerzas con unos deliciosos crepes y bocatas (¡en pan de barra!) regresamos al hotel cruzando la bulliciosa Market St (foto siguiente). Tras un rato de descanso, fuimos a cenar por la zona y a dormir, que nos lo pedía el cuerpo.
No estuvo mal para el primer día. Así, a bote pronto, podemos decir que lo que vimos nos gustó mucho, pero eso ya lo esperábamos. Lo que nos sorprendió más, teniendo en cuenta que venimos del Mid-West, es la combinación de "mucha-gente-haciendo-deporte" con "restaurantes-con-comida-sana", que equivale a... gente delgada
jueves, 1 de abril de 2010
Vacaciones de primavera
Como ya contamos el año pasado, así es como le llaman aquí a las vacaciones de Semana Santa de toda la vida, pero como aquí tienen que ser neutrales y laicos en la cosa pública, pues le llaman así.
Oficialmente estoy de vacaciones desde ayer (Marta desde hoy), y mañana nos vamos rumbo a San Francisco, uno de los lugares que teníamos marcados para ver sí-o-sí.
La coña -más bien pardillada- es que durante seis meses estuvimos convencidos de que este año teníamos vacaciones en fechas distintas, así que cuando en febrero nos dimos cuenta del error nos frotamos los ojos, le hicimos unas caricias a la tía Visa, y reservamos el viaje.
Ya os contaremos cómo nos va. Eso sí, siempre y cuando me acuerde de llevar el cargador del portátil.
Oficialmente estoy de vacaciones desde ayer (Marta desde hoy), y mañana nos vamos rumbo a San Francisco, uno de los lugares que teníamos marcados para ver sí-o-sí.
La coña -más bien pardillada- es que durante seis meses estuvimos convencidos de que este año teníamos vacaciones en fechas distintas, así que cuando en febrero nos dimos cuenta del error nos frotamos los ojos, le hicimos unas caricias a la tía Visa, y reservamos el viaje.
Ya os contaremos cómo nos va. Eso sí, siempre y cuando me acuerde de llevar el cargador del portátil.
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